- ¿Qué es un "mal" ejecutivo?
- La carga financiera de una "mala" contratación de ejecutivos
- Coste para la moral de los empleados y la cultura organizativa
- Coste para la confianza del cliente y el valor de la marca
- Mitigar el riesgo de "malas" contrataciones de ejecutivos con Executive Search
- El valor de invertir en la contratación de ejecutivos
Cuando una organización contrata a un nuevo ejecutivo, se supone que la decisión impulsará el crecimiento, mejorará la dinámica del equipo y creará un impacto de alto rendimiento a largo plazo. Sin embargo, la realidad puede ser a veces la contraria. La contratación de un ejecutivo mal alineado puede crear olas de perturbación en toda la empresa, causando tanto pérdidas financieras inmediatas como daños a largo plazo en la cultura organizativa.
Este artículo explora el verdadero coste de una mala contratación de un ejecutivo y ofrece ideas para mitigar este riesgo mediante un proceso de búsqueda de ejecutivos más exhaustivo y alineado.
¿Qué es un "mal" ejecutivo?
Definir una "mala" contratación de un ejecutivo no siempre es sencillo. Sobre el papel, un candidato puede tener un currículum impresionante, con cualificaciones impecables, amplia experiencia y un historial de éxitos en puestos anteriores. Sin embargo, estos indicadores superficiales no siempre cuentan toda la historia. Una vez que se incorporan a su nuevo puesto, surge el verdadero reto: ¿cómo se correlacionan su liderazgo y su enfoque de la toma de decisiones con la cultura, los valores y la dirección estratégica de la organización?
63% de los altos ejecutivos han dimitido (34%) o se han planteado dimitir (29%) de un puesto por insatisfacción con la forma en que se tomaban las decisiones.
-Malas decisiones: Por qué las empresas pasan por alto el factor más
Un "mal" ejecutivo contratado no es necesariamente alguien que carezca de la capacidad o competencia para desempeñar el puesto. De hecho, puede sobresalir en muchos aspectos técnicos u operativos. El verdadero problema surge cuando no encajan en el entorno de toma de decisiones, las expectativas de liderazgo o la cultura organizativa de la empresa. Este desajuste puede manifestarse de varias maneras: desde un rendimiento deficiente hasta una falta de cohesión con los miembros clave del equipo o una incapacidad para impulsar a la empresa hacia sus objetivos.
En muchos casos, el problema es sutil y sólo se pone de manifiesto con el tiempo. Un directivo puede tener una gran visión pero tener dificultades para colaborar con los demás, o su estilo de toma de decisiones puede no encajar con los procesos establecidos en la empresa. Por ejemplo, un ejecutivo partidario de acciones rápidas y decisivas puede estar en desacuerdo con una organización que se nutre de la toma de decisiones por consenso. Con el tiempo, estas desconexiones pueden provocar cuellos de botella en el liderazgo, oportunidades de negocio perdidas e incluso la erosión de la moral dentro de los equipos.
Por eso las organizaciones deben ir más allá de la mera evaluación de las credenciales de un candidato.
Investigación de Kingsley Gate descubrió que a 1 de cada 4 ejecutivos no se les pregunta por su estilo de toma de decisiones durante las entrevistas, a pesar de que la toma de decisiones es uno de los factores más decisivos para el éxito del liderazgo y el rendimiento de la empresa.
Cada organización tiene su propia cultura de toma de decisiones, ya sea un enfoque centralizado, un consenso colaborativo o una estrategia basada en datos. Garantizar la alineación con este entorno es vital para que cualquier organización maximice su rendimiento.
Sin embargo, antes de tomar cualquier decisión de contratación, las empresas deben entender primero su propio entorno de toma de decisiones. Esto implica examinar cómo se toman las decisiones clave, quién participa en el proceso y qué rasgos de liderazgo son necesarios para prosperar en este entorno. Con una comprensión clara de su dinámica operativa, las organizaciones pueden identificar mejor a los candidatos que no sólo aportarán valor, sino que también complementarán la forma en que se toman y ejecutan las decisiones.
Una evaluación exhaustiva del estilo intrínseco de toma de decisiones de un candidato puede ayudar a mitigar el riesgo de una mala contratación. Herramientas como las entrevistas conductuales en profundidad, las evaluaciones de liderazgo y el análisis de escenarios reales pueden ofrecer una visión más profunda de la forma en que un líder aborda la resolución de problemas, afronta los retos y se integra en un equipo.
El marco patentado de Kingsley Gate ofrece un enfoque integral para ganar en distintos entornos de toma de decisiones ejecutivas Permite a las empresas evaluar sus entornos únicos y valorar cómo se integrarán los posibles líderes. Esta evaluación es un paso crucial para garantizar que la contratación del directivo se ajuste no solo a los objetivos de la organización, sino también a su funcionamiento diario.
Dedicando tiempo a comprender tanto su entorno interno como el estilo de toma de decisiones de un candidato, las organizaciones pueden reducir significativamente el riesgo de cometer un error costoso, asegurándose de que el nuevo empleado está preparado para llevar a la empresa al éxito en lugar de contribuir inadvertidamente a sus retos.
La carga financiera de una "mala" contratación de ejecutivos
Los directivos que no están en sintonía con la cultura de toma de decisiones de una empresa pueden influir en los resultados financieros, ya sea por falta de alineación o por una toma de decisiones ineficaz. Los errores de estrategia, las malas decisiones de mercado e incluso la incapacidad para gestionar equipos con eficacia pueden tener consecuencias importantes.
De hecho, se sabe que los ejecutivos mal alineados cometen errores costosos, con decisiones que a veces suponen pérdidas millonarias en ingresos potenciales o posicionamiento en el mercado. Así se destaca en el informe de Kingsley Gate Malas decisiones: Por qué las empresas pasan por alto el factor más importante en la contratación de ejecutivos.
1. Costes directos de sustitución:
Sustituir a un ejecutivo es un proceso costoso en sí mismo. Las organizaciones deben tener en cuenta los costes de contratación, formación, incorporación y el tiempo que tarda el nuevo ejecutivo en alcanzar su plena eficacia. Estos costes directos son inmediatos y cuantificables, pero sólo representan una parte de la carga total.
2. Costes indirectos:
Una mala decisión de contratación puede tener consecuencias de largo alcance. Más allá de los costes directos, como el salario y las prestaciones, los gastos ocultos, como la pérdida de oportunidades de negocio y la disminución de la moral del equipo, pueden afectar considerablemente a una organización. Una mala contratación puede perder alianzas críticas y tener dificultades para navegar por mercados competitivos, lo que puede perjudicar a la empresa.
reputación de la empresa.
3. Impacto financiero a largo plazo en los resultados de la empresa:
El coste financiero a largo plazo de tener un ejecutivo que no opera en armonía con los procesos de toma de decisiones de una empresa puede ser sustancial. Aunque los costes inmediatos, como los de contratación y sustitución, son fáciles de cuantificar, el impacto más perjudicial viene de los efectos duraderos en el rendimiento de la empresa. Los ejecutivos que tienen dificultades para navegar por la dirección estratégica de la organización o los procesos de toma de decisiones pueden desencadenar efectos dominó que persisten durante años.
Estos problemas suelen traducirse en oportunidades de negocio perdidas, iniciativas estratégicas equivocadas o incapacidad para impulsar la innovación esencial. Una mala toma de decisiones puede hacer que la empresa pierda terreno competitivo, no aproveche las tendencias del mercado o incluso ponga en peligro importantes relaciones con los clientes. Con el tiempo, el efecto acumulativo de estos problemas puede erosionar significativamente la rentabilidad, el posicionamiento en el mercado y, en última instancia, la reputación de la empresa.
Por el contrario, cuando los ejecutivos son eficaces en la navegación por el marco de toma de decisiones de la empresa, son más capaces de tomar decisiones oportunas y acertadas que impulsan un rendimiento constante y un crecimiento a largo plazo.
Coste para la moral de los empleados y la cultura organizativa
Según el informe de Kingsley Gate, la ineficacia de los estilos de toma de decisiones de los ejecutivos puede causar disfunciones organizativas, que se extienden por toda la empresa. El impacto de un liderazgo inadecuado va más allá de los costes financieros. Los empleados se ven profundamente afectados por estilos de liderazgo que entran en conflicto con la cultura de la organización. Cuando el estilo de toma de decisiones de un líder es diferente de lo que el entorno de decisiones de una organización puede necesitar en ese momento, a menudo conduce a la frustración, la falta de compromiso y la falta de claridad entre los equipos. Esta desconexión puede provocar una disminución de la moral y de la productividad.
Los cambios constantes en el liderazgo crean un estado de flujo para los empleados, lo que provoca un "latigazo" organizativo, ya que los equipos luchan por adaptarse a unos objetivos y enfoques de liderazgo siempre cambiantes.
La productividad y el compromiso de los empleados suelen ser víctimas de la contratación de un "mal" ejecutivo. Los miembros del equipo pueden perder motivación y dirección, lo que agrava aún más el descenso general del rendimiento.
Cuando fracasa la contratación de un ejecutivo, los empleados pueden empezar a perder la confianza tanto en RR.HH. como en la alta dirección de la empresa. Esta erosión de la confianza puede tener efectos duraderos, sobre todo a la hora de retener y atraer a los mejores talentos.
Coste para la confianza del cliente y el valor de la marca
Impacto en las relaciones con los clientes
Retención de empleados
Capacidad para atraer a los mejores talentos
Mitigar el riesgo de "malas" contrataciones de ejecutivos con Executive Search
Un aspecto crítico para el éxito en la contratación de directivos es asegurarse de que el estilo de toma de decisiones del candidato es compatible con la cultura y el marco estratégico de la organización. Para facilitar esto, Kingsley Gate ha desarrollado un marco diseñado para evaluar tanto el entorno de toma de decisiones de la organización como el enfoque natural del candidato a las decisiones de liderazgo. Este enfoque ayuda a las empresas a evaluar si las decisiones suelen tomarse de forma colaborativa, jerárquica o a través de un proceso basado en datos, y hace coincidir estas dinámicas internas con el estilo intrínseco del candidato.
Al incorporar esta evaluación de la toma de decisiones en el proceso de búsqueda de directivos, las organizaciones pueden garantizar mejor que los líderes recién contratados no sólo están altamente cualificados, sino que también son adecuados para integrarse en el marco de liderazgo de la empresa. Esta alineación es crucial, especialmente durante el los primeros 100 días críticos de un ejecutivo cuando las primeras decisiones pueden influir significativamente en el éxito a largo plazo.
El valor de invertir en la contratación de ejecutivos
Al final, el coste de una mala contratación de un ejecutivo supera con creces la inversión necesaria para un proceso de Búsqueda de Ejecutivos meditado y exhaustivo. Centrándose en la comprensión de los objetivos de negocio de la empresa, la cultura operativa y los estilos de toma de decisiones de los candidatos potenciales, las organizaciones pueden reducir significativamente el riesgo de un costoso desajuste y sentar las bases para el éxito a largo plazo.
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