¿Todos a bordo? 25 años en el tren financiero
Estamos en 1999. El boom de las puntocom está en pleno apogeo. Las empresas se apresuran a hacerse con los dominios disponibles para iniciar su presencia en Internet y ven cómo sus cotizaciones en bolsa se multiplican en cuestión de días, sólo para ver cómo se desinflan en el colapso que sobrevino en el primer trimestre de 2000.
PayPal (que empezó llamándose Confinity en 1998) había marcado un antes y un después en el panorama financiero, cambiando la forma en que la gente de todo el mundo realizaba pagos por Internet.
Mientras tanto, yo me encontraba en medio de la iniciación de los principales bancos en su camino hacia la banca en línea. La mayoría de estos bancos se apresuraban a crear un ecosistema que animara a los millennials a abrir nuevas cuentas bancarias en línea para iniciar su andadura en FinTech, intentando replicar el éxito de impulsores iniciales como Wells Fargo e ING Direct. Fue estimulante permitir que algunos bancos lo hicieran con gran eficacia. Al mismo tiempo, un puñado de nuevas empresas de banca en línea se desvanecieron al comprometer sus normas de riesgo a cambio de un crecimiento exponencial de aperturas de nuevas cuentas.
En la década de 2000, los avances tecnológicos no mostraron signos de ralentización y con ellos llegó la tecnología blockchain y la primera criptomoneda estable, Bitcoin. También se desarrollaron nuevas formas de financiación, como los préstamos entre particulares y el crowdfunding.
En la última década, la innovación FinTech ha cobrado todo su esplendor. Hoy no nos lo pensamos dos veces antes de utilizar Venmo para pagar a la señora de la limpieza o a la peluquera. Desde la introducción de la tecnología de pago móvil en forma de Apple Pay y Google Wallet hasta el uso de la biometría y la inteligencia artificial (IA) en la banca, la revolución FinTech ya está alcanzando cifras récord.
También empezamos a ver cómo los bancos y las FinTech establecían asociaciones lucrativas, a medida que ambas partes se daban cuenta del valor de trabajar juntos y de cómo esto, en última instancia, ofrecería mejores servicios digitales a los clientes.
El sector FinTech ha ido viento en popa en los últimos cinco años, como demuestra el creciente número de unicornios FinTech -aquellos valorados en más de $1.000 millones (USD)- existentes. Actualmente hay más de 30 en todo el mundo. Los avances de la FinTech en el mismo periodo han sido asombrosos, por no decir otra cosa, y los recientes vientos de cola han impulsado la actividad FinTech a máximos históricos. El cambio hacia la digitalización y los canales en línea en la servicios financieros se aceleró aún más en el último año desde la pandemia, impulsando a las empresas FinTech que operan predominantemente en ecosistemas digitales. Esto llevó a una cifra casi récord en el primer trimestre de 2021, con empresas FinTech respaldadas por capital riesgo que recaudaron en todo el mundo un total de $21.000 millones.
Estén atentos a los próximos artículos de esta serie, en los que seguiré cubriendo nuevos aspectos del floreciente panorama de las tecnologías financieras y conoceré las opiniones directas de líderes tanto del sector B2C como del B2B.