- Por qué la cultura de empresa importa ahora más que nunca
- Sentar las bases de una cultura resistente
- Ampliar la cultura de una organización en crecimiento
- Compromiso de los empleados: La savia de la cultura empresarial
- Navegar por culturas globales: Equilibrio entre normalización y adaptación local
- Mantener la cultura a través del cambio
- El papel esencial del liderazgo en la formación y el mantenimiento de la cultura
El concepto de cultura de empresa ha pasado de ser una mera palabra de moda a un factor determinante del éxito organizativo. Según un informe de PwCEl 67% de los directivos da prioridad a la cultura de la empresa sobre la estrategia o el modelo operativo de su organización. Según otro estudio la cultura es el mejor indicador de la satisfacción de los empleados, por delante de la retribución y el equilibrio entre vida personal y profesional.
Cuando se hace bien, la cultura se convierte en una fuerza que impulsa a una organización hacia adelante, impulsando el compromiso de los empleados, la productividad y el éxito a largo plazo. Pero construir y mantener una cultura de este tipo requiere un esfuerzo intencionado. Veamos qué se necesita para crear una cultura empresarial dinámica y próspera.
Por qué la cultura de empresa importa ahora más que nunca
La cultura no es sólo un conjunto de valores escritos en una pared; es cómo se viven esos valores cada día. De hecho, un estudio reveló que 73% de los empleados creen que establecer conexiones significativas con los compañeros es crucial para su éxito en el trabajo.
Construir una cultura de empresa no consiste en elaborar un conjunto de directrices, sino que se basa en valores compartidos que actúan como fuerza unificadora. Los líderes desempeñan un papel clave a la hora de modelar y defender constantemente estos valores, creando una cultura que los empleados realmente adopten. La capacidad de los líderes para vivir estos valores influye no sólo en sus equipos, sino en toda la organización. Este desarrollo orgánico de la cultura garantiza una integración natural de la misión y los valores de la empresa.
Una cultura sólida fomenta esta conexión, ayudando a los empleados a sentirse más comprometidos y motivados. Sin ella, las organizaciones corren el riesgo de convertirse en lugares en los que las personas se limitan a cumplir con sus obligaciones, lo que perjudica la productividad, la innovación y el éxito en general.
Sentar las bases de una cultura resistente
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El poder de los valores compartidos
En su esencia, la cultura comienza con unos valores compartidos que unifican y guían a toda la organización. Pero estos valores no son sólo aspiraciones. Es responsabilidad de los líderes encarnar estos valores a través de sus acciones. Es mucho más probable que los empleados adopten una cultura vivida por sus líderes que una cultura declarada.
Cuando los líderes viven la cultura, ésta se extiende por toda la organización. Cada vez se trata menos de imponer normas y más de dar un ejemplo que los demás sigan de forma natural. Con el tiempo, este enfoque orgánico construye una cultura que no sólo es fuerte, sino resistente, adaptándose a medida que crece la empresa.
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Capacitar a los empleados para que hagan suya la cultura
Aunque la dirección marca la pauta, la construcción de la cultura no es un proceso descendente. Los empleados deben sentirse capaces de apropiarse de la cultura y contribuir a ella por sí mismos. Cuando los empleados desempeñan un papel activo en la formación de la cultura, tienen un mayor sentido de pertenencia y responsabilidad.
Fomentar los comentarios abiertos, crear espacios para que los empleados compartan sus ideas y reconocer las contribuciones individuales son formas de fomentar esta propiedad compartida. Cuando los empleados ven que tienen voz y que sus aportaciones importan, se refuerza su conexión con la empresa.
Una cultura empresarial próspera se caracteriza por un elevado compromiso de los empleados. Esto se consigue dando prioridad a un espacio en el que los empleados se sientan valorados, escuchados y motivados para sobresalir.
El compromiso no es una solución puntual, sino un viaje continuo. La comunicación constante, el reconocimiento de los logros y las oportunidades de crecimiento profesional son motores esenciales del compromiso. Es crucial crear un entorno psicológicamente seguro en el que se valoren los distintos puntos de vista. Capacitar a los empleados para que hagan suyo su trabajo y alinear las metas individuales con los objetivos de la organización también contribuyen a aumentar el compromiso.Garantizar la inclusión es otra forma de crear un sentimiento de pertenencia. Esto va más allá de aceptar la diversidad de orígenes y experiencias. Crear un espacio psicológicamente seguro para la expresión abierta de voces diversas es primordial. Cuando los empleados se sienten valorados por sus perspectivas únicas, es más probable que se impliquen y se comprometan con el éxito de la organización.
Ampliar la cultura de una organización en crecimiento
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La cultura de las empresas emergentes frente a la de las empresas en expansión
La cultura suele surgir de forma natural en las empresas más pequeñas, en las que todos colaboran estrechamente. Pero a medida que las organizaciones crecen, mantener ese sentido inicial de cultura requiere un esfuerzo más deliberado.
Los sistemas y procesos son necesarios para reforzar los valores culturales a escala. Sin embargo, estos sistemas deben ser lo suficientemente flexibles como para permitir un crecimiento orgánico. Sistematizar en exceso la cultura, como advierte Harvard Business Reviewpuede ahogar la innovación y el compromiso que la cultura pretende promover. Encontrar el equilibrio entre estructura y flexibilidad es clave.
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El papel crucial de los mandos intermedios
Los mandos intermedios son el puente entre la dirección y los empleados de primera línea. Su papel en el refuerzo diario de los valores de la empresa es fundamental. Los mandos intermedios deben estar equipados, capacitados y alineados con la cultura para garantizar su coherencia en todos los niveles de la organización.
Invertir en el desarrollo de los mandos intermedios es esencial. Los programas de tutoría, la formación en liderazgo y la autonomía son excelentes formas de garantizar que disponen de las herramientas necesarias para dirigir con eficacia, al tiempo que se fomenta una cultura inclusiva y de empoderamiento.
Para empoderar aún más a los mandos intermedios y asegurarse de que están alineados con la cultura de la empresa, considere la posibilidad de aplicar las siguientes estrategias:
Empareje a los mandos intermedios con líderes experimentados que les proporcionen orientación y apoyo.
Ofrecer programas de desarrollo centrados en los valores culturales, la comunicación y la toma de decisiones.
Conceder a los mandos intermedios mayor autoridad para tomar decisiones dentro de sus áreas de responsabilidad.
Compromiso de los empleados: La savia de la cultura empresarial
El compromiso es el signo más visible de una cultura empresarial próspera. Cuando los empleados están comprometidos, no se limitan a hacer su trabajo, sino que participan plenamente en el éxito de la empresa. Los estudios de Gallup demuestran que los equipos altamente comprometidos son 21% más rentables, y el compromiso está directamente relacionado con la productividad, la retención y la moral general.
El papel de la comunicación
La comunicación eficaz es la base del compromiso. Los líderes que mantienen una línea de comunicación abierta con sus equipos generan confianza y transparencia. Las actualizaciones periódicas, las reuniones individuales y el reconocimiento público de los logros contribuyen en gran medida a que los empleados se sientan valorados y escuchados.
Los líderes también deben fomentar un entorno de seguridad psicológica, en el que los empleados se sientan cómodos compartiendo ideas sin miedo a ser juzgados. Crear un espacio así garantiza que se pongan sobre la mesa perspectivas diversas, lo que no hace sino reforzar la empresa.
Alinear las metas individuales con los objetivos de la organización
Para que los empleados se mantengan motivados, tiene que haber una conexión clara entre su crecimiento personal y los objetivos más amplios de la empresa. Los directivos desempeñan un papel crucial ayudando a los empleados a ver cómo su trabajo contribuye al éxito de la organización.
Ofrecer oportunidades de desarrollo profesional, tutoría y proyectos interfuncionales ayuda a los empleados a sentirse implicados en su propio crecimiento y en el de la empresa.
Navegar por culturas globales: Equilibrio entre normalización y adaptación local
En el mercado global actual, las empresas operan a menudo en diversas regiones con normas y valores culturales distintos. Un enfoque único de la cultura empresarial no funciona. Las organizaciones de éxito deben encontrar un equilibrio entre la estandarización de los valores fundamentales y su adaptación a las costumbres y preferencias locales​.
Encuesta mundial sobre cultura 2021 de PwC ha descubierto que las empresas globales de éxito equilibran la estandarización y la localización. Un enfoque más matizado, en el que los valores fundamentales de la organización permanecen constantes, pero su expresión y aplicación se adaptan al contexto local, es el preferido.
Este enfoque no sólo ayuda a sortear posibles barreras culturales, sino que también enriquece la cultura de la empresa al incorporar una diversidad de pensamientos y perspectivas. Al adoptar la agilidad cultural y una mentalidad flexible, los líderes pueden cultivar un entorno de trabajo verdaderamente inclusivo y dinámico que resuene entre los empleados de las distintas regiones.
La historia de HaierHaier, una de las principales empresas de electrodomésticos del mundo, demuestra cómo la cultura puede moldear el éxito global. Al adoptar elementos culturales tanto globales como locales, Haier ha mantenido una cultura empresarial cohesionada al tiempo que se adaptaba a los mercados locales​. Este enfoque flexible les ha permitido cultivar equipos fuertes y diversos que prosperan en diferentes regiones.
Para superar las diferencias culturales, las organizaciones deben buscar la agilidad cultural, es decir, la capacidad de adaptar e integrar los valores fundamentales de una empresa en un contexto local. Esto permite a los empleados de distintas regiones sentirse incluidos y alineados con la organización en su conjunto.
"Un enfoque de 'talla única' de la cultura empresarial puede dar lugar a malentendidos y resistencias".
Mantener la cultura a través del cambio
El cambio es inevitable. Ya sea por fusiones, crecimiento rápido o cambios externos del mercado, las organizaciones deben estar preparadas para afrontar el cambio sin perder de vista su cultura básica. De hecho, en tiempos de incertidumbre, una cultura empresarial sólida puede servir como fuerza estabilizadora para los empleados.
El papel del liderazgo durante el cambio
Ya sea debido a un rápido crecimiento, a cambios en el mercado o a una reestructuración interna, para mitigar los retos los directivos deben mantener una comunicación abierta, reforzar los valores fundamentales y ofrecer a los empleados una visión clara del futuro. Demostrando resiliencia y adaptabilidad, los directivos pueden ayudar a los empleados a navegar por el cambio preservando al mismo tiempo la identidad cultural de la organización.
La comunicación abierta en tiempos de cambio es crucial. Los empleados necesitan entender el "por qué" del cambio y cómo les afectará. Los líderes que comunican con transparencia e implican a los empleados en el proceso crean una sensación de seguridad y confianza. Al reforzar los valores fundamentales y ofrecer una visión clara del futuro, los líderes ayudan a la empresa a mantener su identidad cultural incluso en los momentos más difíciles.
El papel esencial del liderazgo en la formación y el mantenimiento de la cultura
La creación de una cultura eficaz requiere un compromiso firme por parte de la alta dirección. Los líderes marcan la pauta de la cultura de la empresa modelando los comportamientos deseados, fomentando la comunicación abierta y escuchando activamente las opiniones de los empleados. Considerar la cultura como una entidad dinámica y en evolución permite a los directivos adaptar su enfoque a las necesidades cambiantes de la organización, lo que garantiza un éxito sostenido.
En Kingsley Gate, reconocemos que el liderazgo y la cultura están profundamente entrelazados. Nuestra investigación junto con FT Longitude "Malas decisiones: Por qué las empresas pasan por alto el factor más importante en la contratación de ejecutivos" destaca la importancia de comprender la interacción matizada entre la toma de decisiones y la cultura. Al ayudar a las organizaciones a identificar líderes que no solo estén alineados con sus valores fundamentales, sino que también sean capaces de impulsar la evolución cultural, Kingsley Gate garantiza que las empresas estén bien posicionadas para navegar por el cambio y prosperar en un panorama competitivo.
En última instancia, el liderazgo no consiste sólo en marcar el rumbo, sino en crear una cultura que comprometa, capacite e impulse a toda la organización hacia el éxito a largo plazo. Con los líderes adecuados, respaldados por una cultura resistente y adaptable, las empresas pueden alcanzar sus objetivos estratégicos y mantener una ventaja competitiva en un entorno en constante evolución.