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enero 2021
El Secreto del Éxito del Consejo Asesor
El Advisory Board es un órgano colegiado que, de manera colaborativa, cumple un rol de asesor en temas específicos que son de vital importancia para el éxito de una organización determinada; no es responsable del gobierno de la empresa.
Su papel principal es contribuir al análisis profundo y con una mirada externa, sugerir soluciones, enriquecer la visión estratégica y facilitar la interacción de la organización con el ecosistema en el cual actúa. Puede estar incluso mandatado para supervisar aspectos de gestión de una empresa, pero no es legalmente responsable de esta.
El Advisory Board trabaja normalmente para el accionista o para el principal ejecutivo de la empresa y es a ellos a quienes apoya en su rol de asesor. No toma decisiones y la responsabilidad de gestión sigue siendo de los accionistas o del principal ejecutivo.
Las contribuciones que puede hacer son muchas y específicas a la realidad de cada organización. Al tratarse de un cuerpo de entre 4 a 6 miembros, es importante equilibrar las habilidades individuales y cómo éstas se complementan para agregar valor. Las habilidades se basan en experiencias, que pueden ser por conocimiento funcional o de industria, si bien hay matices relacionados con el prestigio de los miembros y su capacidad de ayudar a la proyección y atracción de la empresa.
Entre otras contribuciones, algunas de las más simples se resumen en las siguientes: mejorar la capacidad de análisis crítico y apoyo a la definición estratégica; aportar experiencias y conocimientos específicos, funcionales, industriales u otros; aumentar la credibilidad y reputación de la empresa dado el prestigio de los miembros del Advisory Board, permitiendo atraer mejor talento, captar inversiones, clientes, etc.; mentoría al accionista, a los ejecutivos gestores del negocio y aporte al ajuste de la cultura; aceleración del cambio, de la innovación y generación de ideas.
Para complementar la capacidad de los miembros de contribuir y hacer exitoso al Consejo Asesor, además de analizar y evitar tempranamente potenciales conflictos de interés entre la empresa, los accionistas y los miembros del Consejo Asesor, se debe cumplir con algunos principios de operación, para los cuales no hay atajos.
Para Qué:
Hay que definir claramente cuál es el propósito del Consejo Asesor, sus objetivos y razón de ser para la empresa.
Cómo:
Establecer una política de comunicación franca, directa, independiente y constructiva a través de un flujo periódico de comunicación de dos vías entre la empresa y los miembros, definiendo una agenda clara de sesiones periódicas, las que deben ser planificadas en detalle, tanto en su contenido como en los outputs esperados de ellas.
Normalmente, los Advisory Boards no son responsables del resultado final del negocio, esa responsabilidad la mantiene quien conserva la capacidad de tomar decisiones (habitualmente el accionista), sin embargo, es posible que los miembros reciban delegación del accionista sobre ciertos aspectos del negocio, de los cuales sí puede ser responsable. Finalmente, es decisión del tomador de decisiones sobre cuál es la profundidad del empoderamiento entregado y la responsabilidad exigida, los que vienen de la mano.
Garantizar el éxito del Consejo Consultivo
Cumplir con los protocolos es importante: objetivos claros y saber por qué existe el Consejo Asesor, qué queremos obtener de él y cómo deben producirse esos resultados es fundamental. Sin embargo, sólo tendrá éxito si sus miembros son seleccionados y escogidos apropiadamente.
Limitar la identificación de sus miembros a las redes de contactos y conocidos de confianza de los accionistas es un error serio; hay que salir de la caja y atraer a personas distintas de las que ya hay en casa, que cuenten con diferentes experiencias, sin conflictos, con independencia y con el conocimiento necesario para ser un aporte real al objetivo.
Es una oportunidad para incorporar talento experimentado y diverso en todo sentido; género, edad y orígenes culturales, dependiendo del aporte necesario. Personas que por su capacidad y experiencia ganen rápidamente el respeto de la organización, que se comprometan y apasionen por el proyecto, que complementen lo que ya se tiene con valores compatibles y, muy importante, que tengan éxitos demostrados. Ellos ayudarán a hacer a la organización mejor de lo que es hoy.
Son dos por tanto las tareas principales al formar un Consejo Asesor: identificar de manera precisa sus objetivos y escoger cuidadosamente a sus miembros.
El secreto del éxito del Consejo Asesor
Un Consejo Asesor es un órgano colegiado que desempeña una función consultiva de colaboración en cuestiones específicas vitales para el éxito de una organización. No es responsable del gobierno de la empresa.
Su función principal es contribuir al análisis en profundidad -y con una visión externa-, sugerir soluciones, enriquecer la visión estratégica y facilitar la interacción de la organización dentro del ecosistema en el que opera. Puede incluso recibir el mandato de supervisar aspectos de la gestión de la empresa, pero no es legalmente responsable de ella.
El Consejo Asesor suele apoyar al accionista o al ejecutivo principal de la empresa. Sin embargo, no toma ninguna decisión. Esa responsabilidad de gestión recae exclusivamente en los accionistas o el ejecutivo principal.
Contribuciones de una Junta Consultiva
Una Junta Consultiva suele estar formada por un cuerpo de cuatro a seis miembros. Las contribuciones son específicas de cada organización y cada miembro aporta su propia experiencia. Es esencial equilibrar las competencias individuales para garantizar que se complementen y aporten valor a la empresa.
Las competencias se basan en las experiencias, que pueden ser por conocimientos funcionales o del sector. También hay matices relacionados con el prestigio de los miembros que ayudan a la proyección y atracción de la empresa.
Principios de funcionamiento de un Consejo Consultivo
Para complementar la capacidad de contribución de los miembros y lograr que el Consejo Asesor tenga éxito, además de analizar y evitar en una fase temprana los posibles conflictos de intereses entre la empresa, los accionistas y los miembros del Consejo Asesor, deben cumplirse algunos principios de funcionamiento para los que no existen atajos.
¿Por qué? Para definir claramente la finalidad del Consejo Asesor, sus objetivos y su razón de ser para la empresa.
¿Cómo? Estableciendo una política de comunicación franca, directa, independiente y constructiva a través de un flujo periódico de comunicación bidireccional entre la empresa y sus miembros. Esto ayuda a definir una agenda clara de sesiones periódicas, que deben planificarse al detalle, tanto en su contenido como en los resultados que se esperan de ellas.
Dicho esto, los Consejos Asesores no son responsables del resultado final de la empresa. Esa responsabilidad recae en la persona que controla la capacidad de decisión (normalmente el accionista). No obstante, los miembros pueden recibir delegación del accionista sobre aspectos concretos del negocio, de los que puede ser responsable. Por último, corresponde al responsable de la toma de decisiones determinar la profundidad de la delegación y la responsabilidad requeridas.
Garantizar el éxito del Consejo Consultivo
Cumplir los protocolos es importante. Es fundamental tener objetivos claros y saber por qué existe el Consejo Asesor, qué queremos de él y cómo deben producirse esos resultados. Sin embargo, sólo tendrá éxito si sus miembros son seleccionados y elegidos adecuadamente.
Limitar la identidad de sus miembros únicamente a la red de contactos y conocidos de confianza de los accionistas es un grave error. Hay que salir de la caja y atraer a personas diferentes de las que ya están en casa. Talento con experiencias diversas, sin conflictos, con independencia y con el conocimiento integrador necesario para ser una aportación real al objetivo.
Es una oportunidad para incorporar talento experimentado y diverso en todos los sentidos: género, edad y orígenes culturales en función de las necesidades. Personas que por su capacidad y experiencia se ganen rápidamente el respeto de la organización, que se comprometan y apasionen con el proyecto, que complementen lo que ya tienen con valores compatibles y, muy importante, que hayan demostrado éxito; ellos harán que la organización sea mejor de lo que es hoy.
Para concluir, me gustaría reiterar las dos tareas principales que conlleva la formación de un Consejo Asesor: identificar el objetivo preciso y elegir cuidadosamente a sus miembros.
Su papel principal es contribuir al análisis profundo y con una mirada externa, sugerir soluciones, enriquecer la visión estratégica y facilitar la interacción de la organización con el ecosistema en el cual actúa. Puede estar incluso mandatado para supervisar aspectos de gestión de una empresa, pero no es legalmente responsable de esta.
El Advisory Board trabaja normalmente para el accionista o para el principal ejecutivo de la empresa y es a ellos a quienes apoya en su rol de asesor. No toma decisiones y la responsabilidad de gestión sigue siendo de los accionistas o del principal ejecutivo.
Las contribuciones que puede hacer son muchas y específicas a la realidad de cada organización. Al tratarse de un cuerpo de entre 4 a 6 miembros, es importante equilibrar las habilidades individuales y cómo éstas se complementan para agregar valor. Las habilidades se basan en experiencias, que pueden ser por conocimiento funcional o de industria, si bien hay matices relacionados con el prestigio de los miembros y su capacidad de ayudar a la proyección y atracción de la empresa.
Entre otras contribuciones, algunas de las más simples se resumen en las siguientes: mejorar la capacidad de análisis crítico y apoyo a la definición estratégica; aportar experiencias y conocimientos específicos, funcionales, industriales u otros; aumentar la credibilidad y reputación de la empresa dado el prestigio de los miembros del Advisory Board, permitiendo atraer mejor talento, captar inversiones, clientes, etc.; mentoría al accionista, a los ejecutivos gestores del negocio y aporte al ajuste de la cultura; aceleración del cambio, de la innovación y generación de ideas.
Para complementar la capacidad de los miembros de contribuir y hacer exitoso al Consejo Asesor, además de analizar y evitar tempranamente potenciales conflictos de interés entre la empresa, los accionistas y los miembros del Consejo Asesor, se debe cumplir con algunos principios de operación, para los cuales no hay atajos.
Para Qué:
Hay que definir claramente cuál es el propósito del Consejo Asesor, sus objetivos y razón de ser para la empresa.
Cómo:
Establecer una política de comunicación franca, directa, independiente y constructiva a través de un flujo periódico de comunicación de dos vías entre la empresa y los miembros, definiendo una agenda clara de sesiones periódicas, las que deben ser planificadas en detalle, tanto en su contenido como en los outputs esperados de ellas.
Normalmente, los Advisory Boards no son responsables del resultado final del negocio, esa responsabilidad la mantiene quien conserva la capacidad de tomar decisiones (habitualmente el accionista), sin embargo, es posible que los miembros reciban delegación del accionista sobre ciertos aspectos del negocio, de los cuales sí puede ser responsable. Finalmente, es decisión del tomador de decisiones sobre cuál es la profundidad del empoderamiento entregado y la responsabilidad exigida, los que vienen de la mano.
Garantizar el éxito del Consejo Consultivo
Cumplir con los protocolos es importante: objetivos claros y saber por qué existe el Consejo Asesor, qué queremos obtener de él y cómo deben producirse esos resultados es fundamental. Sin embargo, sólo tendrá éxito si sus miembros son seleccionados y escogidos apropiadamente.
Limitar la identificación de sus miembros a las redes de contactos y conocidos de confianza de los accionistas es un error serio; hay que salir de la caja y atraer a personas distintas de las que ya hay en casa, que cuenten con diferentes experiencias, sin conflictos, con independencia y con el conocimiento necesario para ser un aporte real al objetivo.
Es una oportunidad para incorporar talento experimentado y diverso en todo sentido; género, edad y orígenes culturales, dependiendo del aporte necesario. Personas que por su capacidad y experiencia ganen rápidamente el respeto de la organización, que se comprometan y apasionen por el proyecto, que complementen lo que ya se tiene con valores compatibles y, muy importante, que tengan éxitos demostrados. Ellos ayudarán a hacer a la organización mejor de lo que es hoy.
Son dos por tanto las tareas principales al formar un Consejo Asesor: identificar de manera precisa sus objetivos y escoger cuidadosamente a sus miembros.
El secreto del éxito del Consejo Asesor
Un Consejo Asesor es un órgano colegiado que desempeña una función consultiva de colaboración en cuestiones específicas vitales para el éxito de una organización. No es responsable del gobierno de la empresa.
Su función principal es contribuir al análisis en profundidad -y con una visión externa-, sugerir soluciones, enriquecer la visión estratégica y facilitar la interacción de la organización dentro del ecosistema en el que opera. Puede incluso recibir el mandato de supervisar aspectos de la gestión de la empresa, pero no es legalmente responsable de ella.
El Consejo Asesor suele apoyar al accionista o al ejecutivo principal de la empresa. Sin embargo, no toma ninguna decisión. Esa responsabilidad de gestión recae exclusivamente en los accionistas o el ejecutivo principal.
Contribuciones de una Junta Consultiva
Una Junta Consultiva suele estar formada por un cuerpo de cuatro a seis miembros. Las contribuciones son específicas de cada organización y cada miembro aporta su propia experiencia. Es esencial equilibrar las competencias individuales para garantizar que se complementen y aporten valor a la empresa.
Las competencias se basan en las experiencias, que pueden ser por conocimientos funcionales o del sector. También hay matices relacionados con el prestigio de los miembros que ayudan a la proyección y atracción de la empresa.
Principios de funcionamiento de un Consejo Consultivo
Para complementar la capacidad de contribución de los miembros y lograr que el Consejo Asesor tenga éxito, además de analizar y evitar en una fase temprana los posibles conflictos de intereses entre la empresa, los accionistas y los miembros del Consejo Asesor, deben cumplirse algunos principios de funcionamiento para los que no existen atajos.
¿Por qué? Para definir claramente la finalidad del Consejo Asesor, sus objetivos y su razón de ser para la empresa.
¿Cómo? Estableciendo una política de comunicación franca, directa, independiente y constructiva a través de un flujo periódico de comunicación bidireccional entre la empresa y sus miembros. Esto ayuda a definir una agenda clara de sesiones periódicas, que deben planificarse al detalle, tanto en su contenido como en los resultados que se esperan de ellas.
Dicho esto, los Consejos Asesores no son responsables del resultado final de la empresa. Esa responsabilidad recae en la persona que controla la capacidad de decisión (normalmente el accionista). No obstante, los miembros pueden recibir delegación del accionista sobre aspectos concretos del negocio, de los que puede ser responsable. Por último, corresponde al responsable de la toma de decisiones determinar la profundidad de la delegación y la responsabilidad requeridas.
Garantizar el éxito del Consejo Consultivo
Cumplir los protocolos es importante. Es fundamental tener objetivos claros y saber por qué existe el Consejo Asesor, qué queremos de él y cómo deben producirse esos resultados. Sin embargo, sólo tendrá éxito si sus miembros son seleccionados y elegidos adecuadamente.
Limitar la identidad de sus miembros únicamente a la red de contactos y conocidos de confianza de los accionistas es un grave error. Hay que salir de la caja y atraer a personas diferentes de las que ya están en casa. Talento con experiencias diversas, sin conflictos, con independencia y con el conocimiento integrador necesario para ser una aportación real al objetivo.
Es una oportunidad para incorporar talento experimentado y diverso en todos los sentidos: género, edad y orígenes culturales en función de las necesidades. Personas que por su capacidad y experiencia se ganen rápidamente el respeto de la organización, que se comprometan y apasionen con el proyecto, que complementen lo que ya tienen con valores compatibles y, muy importante, que hayan demostrado éxito; ellos harán que la organización sea mejor de lo que es hoy.
Para concluir, me gustaría reiterar las dos tareas principales que conlleva la formación de un Consejo Asesor: identificar el objetivo preciso y elegir cuidadosamente a sus miembros.